La danza de los cuerpos

La frívola danza de los cuerpos desnudos se manifuesta bajo el ocaso.

Un escenario de música silenciosa deslumbra a estos seres extraños que se miran confundidos entre sí. Logran vestirse y desvestirse tan solo con los suspiros y adornan sus cuerpos con la perfección de sus palabras.

Son seres diferentes, que se muestran con la libertad de sus mentes asomada sobre la piel.

Tienen ojos brillantes y sonrisas coloreadas con acuarelas. Tienen ideas firmes y las gritan al viento cada vez que se les presenta una ocasión.

Tiñen el despertar con los colores de la vida con la delicadeza de una seda.

Ellos saben y comprenden lo que callan los silencios y no preguntan más de lo que sus labios descubren.

Dormitan sobre la nostalgia pero no le temen al olvido.

A veces, sueltan la mano del pasado como si fuera su presencia un acto amenazador.

Los miro maravillados, contemplando la sinceridad de sus actos. Observo el reloj, ¡ el tiempo se ha esfumado de entre mis dedos como si fuera un minúsculo grano de arena!. Desearía quedarme toda la vida admirandolos, pero se me ha hecho tarde. Cierro la ventana con delicadeza, tomo mi abrigo y me marcho a tu dulce encuentro.