Bajo la copa de aquel àrbol de tilo anoche me sentè a pensar y comprendì que cuando las hojas obstruyen el cielo es imposible ver las estrellas. Tan difìcil es regalar suspiros sabiendo que los sueños anidan en almohadas ajenas, que me niego a besar la sombra del recuerdo.
La primavera deleita a las almas con la fresca brisa del rìo y arrastra a los cuerpos a la màs profunda reflexiòn. Tal vez mi felicidad està màs allà de las raìces de este tilo añejo que hoy es testigo protagònico de mis anhelos.
Tal vez.
Pero no lo deseo.
Ahora soy prisionera de este àrbol y no hago màs que inmortalizar su amor en mis poemas. En ellos, ni el màs bello colibrì puede quitàrmelo; siempre serà mìo entre mis versos, siempre su presencia nacerà y morirà en mi pluma, siempre aparecerà en el abismo despistado de mi inconsciente aunque se niegue a dormir en mi noche y a hamacarse en la locura de mis actos.
La razòn acepta la presencia de ese hermoso colibrì... y le da calor, y lo deja anidar en sus sueños. ¿Y el corazòn?
El alma del tilo se rehusa a oìr el canto del viejo zorzal que no desea adormecer su vuelo aùn.
¿Còmo hecharse a volar si mientras besa los campos reza a su dios imploràndole por la lluvia?
La antagònica respuesta a los latidos de la tierra. Enseñame a luchar o dejame morir...
2 comentarios:
LA RAZÒN, EL CORAZÒN
QUE TEMA!!!
CUANTAS VECES ESTAMOS EN ESA ENCRUCIJADA..
A QUIEN HACERLE CASO?
HERMOSO ESCRITO!!!
QUE TENGAS UN HERMOSO FIN DE SEMANA
ADAL
Saludos Muchachita!
Sigue flameando tu bandera de luz!
Un abrazo
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