Anacronismo

Los nadies que de vez en vez nos hacemos alguien. Los otros, los de ayer que seremos de mañana... los sin tiempo. Los anacrónicos.

Las luces se encienden y el espectáculo comienza. Se oyen los susurros, los viejos amigos...

De pronto: la oscuridad.

La mente se vuelve blanca como un papel mientras que los sentidos se vuelven bobos, torpes... no hay música, no hay voces, no hay gente. Solo el elemento y el acróbata.

El olvido se hace presente y se lleva las tristezas, los problemas y las penas que nos atañen.

No pensamos en nada más que disfrutar de la felicidad que nos produce. La adrenalina que se desprende de nosotros... el vértigo, el vacìo y por momentos la explosiòn.

Un grupo de locos que buscamos ser felices. Los locos cuerdos de la otra vez.

Estamos arriba.

Por encima de las cabezas, tomados de las cuerdas. Estamos quizá de cabeza, hay quién piensa que terminaremos sin cabeza, y otros tantos que la hemos perdido (y a ellos les repito: ¡¡el grupo de los locos cuerdos!!); pero aún así vemos que por encima de las del resto. Busco las miradas cómplices de la gente.

Tinmarincorvaenunapierna y ahora estamos apuntando al suelo con la nariz, acariciando la tierra con la puntita, a punto de estornudar.

Las miradas se hacen aplausos.

Nosotros nos abrazamos con los ojos también y esbozamos una discreta sonrisa, porque la satisfacción de sentir la calidez de quién disfruta es digno de una gran alegría.

Nosotros, los que nos juntamos a piruetear de vez en cuando. Nosotros como ustedes, porque la función más grande es la vida, y en nuestro país solo los acróbatas y malavaristas sobreviven... en este paìs.. de los cuerdos locos.