Una siempre viva herida que me grita la perpetua condolencia de tus ojos y me enseña a prueba de fuego que olvidar es tan difìcil como salir ileso de las garras del amor.
Esta vez no deseo perfeccionar el soliloquio desesperado de una pena sino que apuesto una vez màs al soplido del viento. Una màs, otra màs.
Me sujeto a los besos que me regalan y a las àgatas y amatistas del cielo para cumplir mi promesa... no es fàcil ¿Sabès?, el sol aùn quema mi piel, las mariposas vuelan sobre mì... y yo, debo cerrar los ojos para no enceguecer.
Reconocer que estamos vencidos es una forma de no dejarnos vencer y de no crear falsas esperanzas a un corazòn emparchado que no quiere golpear su cabeza con la pared una vez màs...
"Dar amistad a quien da amor es dar pan a quien tiene sed"
- Marìa Belèn -
viernes, agosto 03, 2007
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