martes, noviembre 13, 2007

Niño con ojos de mar, de mar con espuma blanca en su orilla.
Niño pequeño y coloreado, que no esconde mentiras tras las pupilas de la noche.
Niño enemigo del olvido y amante del ayer.
-Atiende mis plegarias-
Niño que me atrapa en su vaivèn de palabras simples, que me introduce en su bolsillo y me deja dormir entre su pùa, su papel y la magia de chasquidos en sus dedos.
Niño que me lleva en su crepùsculo desesperado. Niño rojo, azul, negro, amarillo... niño latinoamericano... niño de manos frìas y corazòn gigante...
Niño del nunca y del siempre. Niño de la eternidad.
Siempre seràn mis versos su juguete perdido y mis vocales perdidas caeran en el abismo de su nombre.
Niño minùsculo, gigante, brillante, silencioso.
Se convierte en làgrima cuando quiero llorar y se transforma en los labios de la dulzura cuando sonrìo con firmeza.
Niño- Hombre- Àrbol- Luz- Canciòn- Poeta- Mi niño anda descalzo y no teme a las espinas. Abre los ojos y las pisa una y otra vez, siente la sangre caer al piso, siente a la tierra entrando por su piel... pero rìe y siente un dulce sabor en su lengua. Rìe a carcajadas... y sì, yo sonrìo imaginàndolo, siempre tuvo ese sarcasmo masoquita a flor de piel.
I D E A L I S M O - I N C O N S T A N C I A
Eterna inocencia -

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