jueves, octubre 23, 2008

Presencia de un recuerdo.

Un bandoneòn acariciaba su espalda descubierta aquella noche de primavera. Los tilos perfumaban el cielo con su receloso aroma a incertidumbre, y ella... no hacìa màs que mirar la luna intendando encontrar en ella, la inspiraciòn que la lleve a sus brazos.

Ella escribìa porque necesitaba respirar el aire encantado de su poesìa.
O tan solo respirar.
Y cuando se decidìa y apoyaba la pluma sobre el papel, una ràfaga de tinta se desplegaba sobre èl y la poetisa lo arrugaba, lo hacìa un bollo y lo tiraba al suelo con desprecio.
Muchas veces sucediò, y fatigada por el constante episodio, se acercò a la cocina, tomò un fòsforo... y luego de calentar a fuego lento la pava, se tomò unos mates bien amargos. De esos que reconfortan y acarician el alma, de esos que dan fuerza para seguir escribiendo.
Tomò la bendita pluma e intentò otra vez... y sin embargo, està vez descubriò algo extraño: acercò una lupa, y comprendiò que ese manchòn de tinta no era sino un montòn de palabras desesperadas. Las palabras se atoraban en el papel, querìan salir todas juntas, pisando sus propias cabezas para contar su verdad.
Intentò ordenarlas sin èxito, puesto que en esa uniòn se leìa:

Amar- Compromiso- libertad- Recuerdos - sueños - poesìas- eternidad

Cansada ya de esta confusiòn, se recostò sobre sus hombros y sumergiò su mente en un largo y profundo sueño. Quizà durmiò un dìa entero, quizà un mes, un milenio...
Al despertar todo tenìa un asombroso sentido:

Amar, es màs que un compromiso social, es la inyecciòn de vida que nos da las alas necesarias para volar hacia la libertad. Es màs aùn que vivir de recuerdos, es el arte de poder transformarlos en poesìas hermosas, en sueños necesarios para vivir... Amar es entregar el alma a la eternidad de los seres, alados, infinitos...

1 comentario:

Verónica E. Díaz M. dijo...

Un abrazo muchachita...

Lindo concepto, tú ejerces la práctica...