sábado, enero 03, 2009

Silencio.
Mi cuarto está calmo y claro... mis dedos no tiemblan al escribir, como ayer, como siempre.
Hoy prefiero callar y obrar con cautela. Aprender a pensar con la cabeza.
De tiempo somos, dice Galeano; sus bocas, sus pies.
Y aunque yo no entiendo el cìrculo vicioso del juego, no pienso sumergirme en el espiral. No pienso pensarte, una vez más... al concluír estas letras. Despido tu presencia hasta quièn sabe cuando.
Sabrá la luna si algún día regresas... sabrá la noche si mis brazos estarán contentos de abrazarte.
Sabremos el silencio y yo que nos equivocamos, tantas veces como apostamos un nuevo comienzo.
Prefieres jugar, y yo no tengo una cabeza que apostar.

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Decidida a arriesgarlo todo, te esperé en un bar, y corriendo con torpeza corriste a buscar la sombra del ayer... Fuiste la causa y consecuencia de mis lágrimas recurrentes e insistentes... me hiciste llorar. Clavaste una daga de lleno en mi amor propio... asesinaste con brutalidad la gota de respeto que me acariciaba, y al irte me dejaste ir.
¿Y que culpa tengo, si por orgullo no puedo olvidar?.
Mi amor, como dice Silvio, es un sol encendido por quién merece amor... No se convertirá jamás en la sombra de un amor llano... mis besos jamás serán escudo de un recuerdo... No te equivoques que no manejarás mi tiempo
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Ahora escribo al compás de una canción de Ismael, esa que sugiere que le cante una de Silvio... y con la melodìa dulce despido los restos de un naufragio.

Hasta acà he llegado, mi capitán.. ahora esperaré otro barco.

1 comentario:

SAFIRO dijo...

La única capitana es la que espera el nuevo barco, al que sabrá guiar seguramente hacia un puerto seguro, en búsqueda de la felicidad.

El que te ame no te hará llorar...dicen,
no por dolor de sus acciones.

Un abrazo