jueves, febrero 26, 2009

Una vez, alguien me preguntó por qué escribía. Y le dije: "Para vivir". Se quedó pensando unos instantes y luego agregó "¿y qué escribís?". Lo miré a los ojos (para asegurarme de que mi respuesta llegue a destino) y confesé: "Escribo odas a las sonrisas, al maravilloso estadío mental que es el amor, a los niños perdidos del nunca jamás, a las cosas ordinarias y corrientes que me hacen suspirar, a los pequeños detalles, a las mariposas, a la rosas sin espinas y a la luna. "
Satisfecho con mi respuesta, me abrazó, besó mi frente y se marchó.

martes, febrero 17, 2009


Hay algo que es especial.
Puedo pasar un día entero y no abrazarte, no besarte... puedo pasar una noche entera y quizá no nos vayamos a dormir juntos... No porque no lo ameritemos: el cielo y la luna saben que más allá de todo somos hombre y mujer, sino porque no es lo primordial. Hay algo que te hace diferente, que me daría la pauta de que sos vos, entre millones de seres idénticos.
Puedo saber que querés todo y a la vez no querés nada. Pero aún así, aún sabiendo quizá viajes eternamente entre abrazos peregrinos y nunca busques un nido donde encallar, tenés ventaja.
Puedo mirarte y saber más de lo que creés. En tu risa hay algo que brilla más que muchas estrellas.
Es eso, ese algo. Esa incertidumbre que me desconcierta, ese misterio que quizá hasta vos desconozcas pero a mi ojo crítico no escapa.
Disfruto tu sonrisa inmensa, enamorada de la vida. Disfruto escuchándote decir que no se mezclan las cosas. Disfruto tu alegría porque la hacés contagiosa... Porque hoy escribiendo esto, y es uno de los días más tristes y grises del año... y sin embargo, estoy sonriendo.
Porque no importa que las cosas se den de un modo extraño, después de tantos desencuentros, después de horas y horas de escaparle a la incertidumbre y al miedo al error... Sos especial y esa es una gran virtud, digna de estás palabras y más.

domingo, febrero 08, 2009



Se siente la tierra latir. Pongo mis manos sobre su piel y puedo percibir un constante cosquilleo. Me tiemblan las manos, las rodillas, los pies... una efervecencia se cuela entre las grietas: Alboroto, como un volcán a punto de explotar; voces jóvenes, manos que se sacuden, pasos decididos y fuertes.

Con fuerza me apego al suelo... Despliego mis alas, miro a mi alrededor... Ahí están ellos, los mismos de siempre, los de ideales sobre la piel y bien adentro de la cabeza, los que queremos cambiar este mundo que está podrido, los que cerramos los ojos y vamos contra la corriente, y si alguna vez caemos nos volvemos a levantar (porque de eso se trata). Los miro y me miran. Ellos tambièn saben que algo va a estallar... ríen con sarcasmo, son còmplices de esta rebelión de los nadies.

No tenemos nombre ni apellido. No tenemos rostro. No tenemos cuerpo.

Tenemos miles de nombres con miles de apellidos, millones de rostros con diversos cuerpos. Somos Pocho Lepratti, somos Darío Santillán, somos Maxi kosteki, somos la madre teresa, somos el padre Mugica... Somos los niños que mueren de hambre, las madres que sacrifican su vida por la vida de sus hijos.

Somos la suma de todas las fuerzas, de todo el coraje...

Somos còmplices de esto que está por explotar, porque así debe ser. Nace de las entrañas de una tierra dolida por la desigualdad, nace de la combustión, de la bronca... Nace con paciencia el pequeño movimiento Pocho Lepratti
María Belèn

miércoles, febrero 04, 2009


Gritos sordos, caricias mudas: Momentos de reflexión.
El tiempo me acribilló por la espalda recordándome que el idealismo asesina a los amantes que se besan sin poder tocarse.
No es momento de conjurar a los espectros de viejas èpocas. No es mi era ni la tuya.
Vos no sabés quién querés que duerma en tus brazos y das besos brujos que no llevan nombres en la piel. Vos te conformás. Hoy te sorprende la luna haciendo lo que siempre criticaste, ese conformismo vomitivo, cobarde... solo que disfrazás las mentiras con metáforas desalineadas.
Y yo me alejo.
Tu canivalismo debora tus propios huesos. Come tus palabras, tus ideales... ya no tenés sombra porque sos una gran mentira. Tu reflejo es solo una luz azul a lo lejos... y me alegra estar tan lejos para no ver tu autodestrucción. Te condenaste a la mediocridad y de eso no se sale jamás.
Revelè ante el mar mis verdades, me desnudé ante su furia y me sentí en libertad. Es necesario escupir las espinas para poder olvidar sin rencor, el pez por la boca muere y las palabras que no se dicen son el suicidio seguro del poeta.