martes, febrero 12, 2008

Relatos frente al mar. Parte III

Los àngeles se vistieron de prisa y del nido cayò una flor.
Despertò una rosa entre los sollozos y ahì te encuentro. Tan fràgil mi niño, tan tenue tu pecho... ¡Tan torpe este cielo que hace distante su sonrisa!.
Te acuno con mi llanto de màrtires y guerrillas... esta pena es màs profunda aùn: no existe un hèroe idealista a quien hecharle flores, solo estàs tù... mi negrito, peleando... luchando... naufragando en la desidia de la muerte. Conociendo el final, inevitable. Siendo parte del teatro de hoy donde no existe mañana, ni futuro ni pròxima funciòn.
Las copas de los àrboles rechinan, galopan entre las nubes y me acercan tus manos pequeñas hacia las mìas para rozar la eternidad.
Guardo tantos recuerdos en mi pecho que a veces siento que mi alma explotarà. No existe anestecia que adormezca este dolor, ni sombra que eluda este adiòs.
Mis pupilas no encuentran consuelo alguno... quisiera poder retenerte en mis brazos y arroparte hasta que desaparezca el mundo y su asquerosa injusticia. Que se acaben las tardes grises y las noches sin lunas, que se acaben las làgrimas por la muerte.


Es la muerte diaria de imaginarlo lejos.


Relatos frente al mar. Parte IV

Escrito el 8 de febrero - Pinamar - (Dìa de lluvia- garùan acordeones y arrabales - diluvian espinas que se clavan en mi piel.)

Cae la nocha colando sus sombras febrilmente entre los pinos pintados con òleos color siena. Todo parece calmo en las cercanìas al mar... un poco de distancia a la confusiòn, un poco de aire fresco al remordimiento de dejarlo ir.
Las gotas caen, una a una... formando pequeñas comunidades de exiliados. Exiliados de la pena, de la nube y del corazòn. Huyen del cielo, caen desesperadas, caen y se estrellan, caen y se pierden en el cèsped, caen... caen, caen y me traen tu rostro hacia mì. Ay mi negro, mi negro chiquito... como me hace doler el corazòn esta maldita realidad. Llevate mi alma contigo si haz de marcharte, llevate mi luz y hacela tuya... como me sangran los ojos luego de contemplarte... como me sangran los pies cuando me marcho.
Me arrodillo ante la muerte y le ruego por tu ser. Pequeño brote de vida, tan grande es la cruz que cargas... dejame llevarla contigo...
Ay mi negro... mi negro chiquito....

2 comentarios:

Natilu dijo...

SOS TAN ESPECIAL AMIGA. TE NECESITO TAAAANTO AMIGA. SOS MUCHO SABELO Y VALORATE.

SOS UNICA RUSINHIA.

ESTOY PARA LO QUE NECESITES SIEMPRE SIEMPRE

TE AMO AMIGA

una hippie del 70 dijo...

Vos tan chiquita aún, y yá sentis ese dolor tan grande en tu pecho...esa inexplicable realidad...esa bronca que veo en tu carita rebelde...que me recuerda la mía hace años...Rusita sabés que estoy al lado tuyo siem pre..ahora y cuando quieras. No hay relojes ni tiempos ni soles ni fechas...solo estoy. Para tomarte la mano fuerte fuerte!!te quiero.