De esta tristeza que no tiene raìz, sombra ni eco en las montañas, nacen estás palabras. Necias, sordas, mudas... amantes de la superflua sensaciòn se sufrimiento. Hoy me siento triste, sí... una tristeza infinita... de esas que no se calculan pues parecen no tener fin... De esas que arrancan las vértebras una por una, y las usan para hacer un collar o un xilofón. Tristeza que sangra, y desangra lentamente... Tristeza que no tiene origen, motivo... quizá creada por las ausencias que empiezan a notarse cuando las hojas de los paraísos tiñen las veredas. O tal vez creada por estar rodeada de gente, de risas... de abrazos... y no tener tiempo para la soledad desgarradora de encontrarnos solos frente a un precipicio. No lo sé, solo sé que estoy triste y que por momentos (como ahora) siento ganas de hundir mi rostro entre las manos blancas y frías, y echarme a llorar desconsoladamente, como si el tiempo no hubiese pasado y aún fuera una niña. También siento ganas de correr y abrazar a mi abuela, y acurrucarme entre los pliegues de su bluza... y aquí arraiga una pequeña punta del problema: ella no está, y no va a estar más; ni ella ni su perfume, ni su bluza de colores, ni sus manos grandes y suaves. Y ahora me siento aún más triste. Y quiero llorar, quiero desatar los nudos que hice en mi garganta, pero no lo hago, porque sé que es pasajero... Y que mañana al despertar, quizá recuerde con sonrisas este pequeño estado depresivo, causado tal vez, porque un grillo no cantó.
Sí, bueno, pero eso será mañana. Ahora es hoy y tengo que solucionar esta bipolaridad que atraviesan mis sentimientos. ¿Será acaso la incertidumbre, el medio y la cobardía, los causantes de esto? ¿serán las alegrìas del hogar que no han florecido este verano? ¿será la luna que anoche se mostró desnuda y llena?¿Será el teleteatro que genera mi imaginaciòn para no pensar en que no tengo agallas para correrte, abrazarte y decirte que te quiero solo para mì?
Hoy estoy triste y no sè còmo calmar este naufragio de sonrisas en el mar de lo inexplicable.



