domingo, marzo 08, 2009

Cuán fríos están sus cuerpos. Qué calladas están sus voces. Que heladas sus sonrisas... ¿Qué tan lejos están sus restos? ¿Bajo que luna fueron torturados? ¿Quién olió su carne quemada, picaneada... ? ¿Quién vio sus rostros golpeados? ¿Quièn prestó atención a sus ojos tristes y asustados? ¿Quién oyó sus gritos? ¿Qué dios atendió sus súplicas? ¿Quién escuchó sus sollozos?
Los desaparecidos.
Cuántos hijos de puta asesinaron sus ideas. ¿Cuántas veces sumergieron sus cabezas en aquellos hediondos inodoros, para conseguir teléfonos y direcciones para seguir destruyendo vidas? ¿Cuántos malditos trogloditas creyeron que callarían a un pueblo entero? ¿Cuántas veces por minuto, las madres recriminan al dios de los que creen la vida de su hijo?
Los desaparecidos...


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Por ellos.
Por los que hoy no están...
Por los que fueron censurados de por vida.
Por los 30.000 desaparecidos durante la dictadura militar.
Por Jorge Julio López, desaparecido en plena "democracia"
Por los niños de esta era, que merecen un país mejor.
Por nuestros hijos que vendrán en el mañana.
Por los ocasos que ellos no pudieron ver.
Por las sonrisas que no pudieron regalar.
Por las palabras que no pudieron gritar.
Por nosotros mismos... Para no ser lacras o un pedazo de moho en la pared.
Para educar con el ejemplo.
Para poder aprender de la historia.
Para no tropezar con la misma piedra...
Para no dejarnos manejar como marionetas de feria.
Para ser seres pensantes.
Tenemos miles de razones para despertar... Para renacer de este desinterés político general y empezar a actuar con conciencia. Que los 30.001 desaparecidos revivan en nuestras acciones... que el olvido no le gane a nuestra memoria. Que los que nos gobiernan sepan que NO OLVIDAMOS.
Madres, madres del dolor... A la memoria de sus hijos.






2 comentarios:

German L. dijo...

Muy lindas palabras. Adhiero a tus escritos, pero agregaria la necesidad de crear la conciencia de que luchar por los derechos humanos es tambien pelear por que no haya mas hambre, por que no haya mas desercion escolar a causa de la pobreza y la marginacion; pues creo, lamentablemente, que las madres, y las abuenlas, a quien por supuesto no se les puede pedir mas, no despues de todo lo que nos dieron y nos enseñaron, estan descuidando esa cuestion, y es ahi, donde nosotros, nuestra generacion debemos actuar, no solamente exigir justicia por los desaparecidos por la dictadura, sino, y sobre todo exigir justicia por quienes lentamente, y de a millones estan desapareciendo desde el 83' a esta parte, a causa del hambre y la injusticia social.
Abrazo, segui asi.

SAFIRO dijo...

Triste y desgraciada época que me tocó vivir, íntegra, estaba en 4° año cuando derrocaron al Dr. Illia

http://ricardobalbin.tripod.com/golpeillia.htm

Aquí te dejo los detalles de ese día, ese maldito día en que empezaron a robarme las palabras, los sueños, las esperanzas, la juventud y la libertad, era en el mismo instante en que empezaban a nacer y crecer otros sentimiento.
No puede haber olvido donde las heridas no cicratizan y duelen todavía.
Una juventud apuñalada no perdona, yo no les perdono lo que me robaron, ni lo que se llevaron, ni lo que dejaron...no hay olvido ni perdón.

Coincido con German, que escarbando más la herida no se solucionan los problemas actuales y que hay modos para que las cosas avancen por distintos caminos.
Si "sólo" nos abocamos a buscar que se haga justicia de lo ocurrido hace 30 años y olvidando los reclamos y necesidades del presente, que las hay y muchas y merecen ser atendidas (no escondiendo bajo la alfombra), serán otros, entonces, los que en un tiempo igual pidan justicia por lo que no se hizo hoy.

Debemos avanzar, sembrar en el presente, para cosechar en el mañana y sin olvidar el pasado, ¡nunca olvidar!...y estar siempre alertas para que no se repita.

La justicia debe ser para todos y los derechos humanos también, para los que padecieron ayer y para los que padecen las injusticias del hoy.
Avancemos de una bendita vez!
Por mi parte ya viví el horror, quisiera antes de morir conocer la otra parte, la que me fue negada a mi, pero que quisiera ver para mis hijos.

Un fuerte abrazo.