miércoles, diciembre 31, 2008


Èl escribía.

A pesar de que miles de kilómetros y un gran océano nos separaban, yo lo sentía cerca... sentía que me hablaba bajito, casi en susurros, y me contaba su historia. Yo lo leìa, sin embargo y con asombrosa atenciòn, como si lo conociera de toda la vida. Sensaciones un tanto extrañas, para una conversación de dos extraños.

De repente, hablamos de distancias y de lejanía... y empecé a descubrir, que toda la nostalgia que aquel joven guardaba, ahora habitaba en mí. Yo lo extrañaba, porque sabía que en el fondo de su coraza, él extrañaba su tierra y su gente. Yo querìa que vuelva al barrio que lo vio nacer y fue testigo casual de sus primeros pasos... Pero su barrio no era mío, su nostalgia no era mía... todo era suyo.. ¿ Y por qué no podía evitar compartirla.. adueñarme de ella?

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Sus letras me sugieren rebeliòn, juventud, gritos, fuerza. Las mías intentan sugerirle alas a las suyas, para que se encuentren en algún punto de este loco planeta. Por encima del Atlántico, del mar o del Río de la Plata.. Para que se rían como nosotros, para que se vean a través de cámaras, como yo te veo a vos...


... Hay que tener alas muy inmensas y muchas ansias de volar, para tomar la mochila y salir a buscar nuevos horizontes... Hay que tener además, brillo propio para poder ser nuestro guía, porque a veces el camino es de subida, y las estrellas no siempre son tan intensas. Hay que ser fuerter como las rocas, valiente como un guerrillero y tener la entereza del rìo que a veces se marcha sin decir adiós.


No sé por què digo esto, ni tengo en claro a quién le hablo, solo que al hacerlo, mi mane me resulta más placentero y la noche más bonita. El calor invade este patio, y a mi me sobra con una remera, vos debés estar durmiendo porque ya está entrada la madrugada y tapado hasta la nariz. Pero a pesar, muy a tu pesar, dejá la ventana entre abierta, porque yo te prometí... ponerme el buzo e irte a visitar....




A Bru..

Con mucho cariño ...
Y elegí esa foto, porque te veo reìr.


Rusika-


domingo, diciembre 28, 2008


El día caía suavemente, de un modo delicado, casi imperceptible...
El sol se escondía poco a poco.
Quizà por temor a que sus rayos ya no entibien los corazones con escarcha de quién nos gobierna... o tal vez por verguenza. Verguenza porque hay hombres que nadan entre los billetes oscuros en una mansiòn, y hay niños que por minuto mueren de hambre, solos y con una mueca de tristeza.
El sol, que por diversos motivos se marchaba, se llevaba la claridad a su paso, y el grito de unos pocos que callan al anochecer.

Ellos nacían entre la arena y las piedras, brotaban entre el agua salada del mar... Ellos, los que viven más allá del horizonte. Los que ríen aún cuando duele... los que viven de la risa de aquellos que seguramente el simple despertar sugiere una lágrima... porque no es fácil vivir, y mucho menos sobrevivir.

Nosotros, los nadies... los todos. Los que apretamos los dientes y escondemos la pena, y reímos y gritamos, a veces en carne viva y a veces en silencio... Vivimos porque hacemos vivir, y morir también.. morir de risa. Porque la alegría de ver un niño feliz no se compara siquiera con ver la luna sobre nuestras espaldas... Nosotros, ellos... los de las caras pintadas y las narices rojas.. Nos encaminamos en un sendero que no tiene vuelta atrás... no nos dejamos sobornar porque el corazòn no tiene precio.. Porque no hay moneda más valiosa que las sonrisas que inflan el pecho, en vez de los bolsillos...

Nosotros, los que contagiamos. Nosotros y ellos. Los de los rayitos de colores, Ellos y nosotros . Los de las máscaras blancas y los trajes negros. Los todos, los nadies. Los muchos que somos pocos, y los necesarios para este circo de la vida. Los de las manos llenos de recina para no caer en la cordura. Nosotros y ellos. Los felices de vivir y pertenecer al grupo de los locos cuerdos.




sábado, diciembre 27, 2008

A veces los hombres ponemos condiciones que el corazón no es capaz de soportar.
De palabra acepto las letras pequeñas del contrato, pero de solo pensarlo siento un nudo en el pecho. Volvì a perderme en ese eterno laberinto; volví a caer en la grieta que me hace semilla... me hace nacer, y morir, con la misma facilidad, al pie de estas letras...
Tal vez sea mejor, sentarme a un costado del camino y esperar, que con calma se vaya la marea.

No tengo ánimos de jugar con el recuerdo, quizá en esta partida deba ser espectador y no protagonista... para proteger lo que resta de corazón. Para proteger la ilusiòn y no malgastarla con malos tragos. Me sentaré junto a las margaritas a punto de florecer, y esperaré que la luna me venga a buscar. No es tiempo para mí... han de ser besos baratos los que hoy te consuelen, pero no mis labios.


Tal vez sea mejor, sentarme a un costado del camino y esperar, que con calma se vaya la marea.


¿Dar pelea?

viernes, diciembre 26, 2008

Llega y alborota mis planes.
Los invierte, los pone de pies a cabeza. Acaricio el cesped con mis manos y rozo el cielo con mis pies...
Y yo, esclava a las palabras que noches pasadas me sirvieron de abrigo, gozo de ese alboroto, y me siento dichosa por donde lo pienso.
El verano tiene su olor, los tilos su perfume, las estrellas su rostro.. Hasta el mar, con su rugido me recuerda a él, su fuerza, su bravura. El verano siempre lo trae a mi, aunque sea a través del viento...
El verano destruye el tiempo y los relojes. Y mi ilusión que durante mucho tiempo pendió de un hilo y no dejó que la tiraran por la cuerda floja, hoy baila la danza del fuego y rechina sus dientes de alegría.
No existen esperas cuando detrás del horizonte está él, sentado... jugando a la ironía hasta con su sombra. No existen los minutos, sino los instantes...

Eterna, eternísima Amélie

Creen que lo digo todo, que me juego la vida.... Porque no te conocen, ni te sienten...
Silvio Rodriguez ~

jueves, diciembre 25, 2008

Mis tacos rechinan sobre el asfalto cansado de ser, vapuleado y pisoteado por la multitud.
El alba cayò sobre la ciudad, y me sorprende camino a casa, cabeza gacha y aùn con lágrimas en la cara.

Siento que volvì miles de minutos hacia atrás. Maldigo en silencio el momento en que te conocì... Quisiera poder arrancarte de mí, como suelo hacer... Quisiera quitarme tu nombre para no volver a escribirte, pero acá me ves... con mis palabras recurrentes una y otra vez... y te odio en silencio tambièn, porque no me dejás odiarte en voz alta, porque me encantaría matarte con mi pluma pero no puedo, porque sos más fuerte de lo que yo creìa, porque no puedo contra tu recuerdo y eso me mata. Me mata con dolor y sin palabras, me mata con el eco que hace tu risa sobre mi sien, me mata con el amor que te tengo y con el dolor que siento, me mata con todo lo que tiene a mano porque la muerte que nace de tu palma es la mas hermosa. Porque no puedo parar de llorar y no sé si es porque te vi, porque te abracè, o porque estoy viva.
Y no sè si deberìa callarme la boca, maniatarme y dejar de hacer un soliloquio desesperado de mi inconsciente pero no puedo parar de llorar, y no hay mate por más amargo que sea que logre detener esta lluvia de sentimientos reprimidos por tanto tiempo.
Y ahora me voy a dormir, con un nudo en la garganta más grande que el pacífico, con la maldita sensaciòn de insomnio y con más ganas de que el mundo se detenga y me permita bajar.

martes, diciembre 23, 2008

- Quizá deberías cerrar las ventanas... dicen que se viene una tormenta.
- La lluvia de verano es hermosa, como las frutillas.
- Pero vas a mojar tus pies.
- ¿ Y què importa? Las estrellas aún brillan.
- Y las frutillas?
- Solo dije que eran bellas como la lluvia de verano.
- Y como las estrellas...
- Eso lo decís vos, las estrellas aún son más hermosas, son como botones de oro sobre un saco de terciopelo.
- Pero las ventanas.. se acerca la tormenta...
- Vení, vayamos al rìo a nadar, miremos las estrellas y su inmensidad... Si viene la lluvia que nos sorprenda mojados en el río.
- Pero dicen...
- Dicen, dicen... La gente dice mucho más de lo que siente. Vamos al rìo a ver las estrellas.. quizá ahora sean mucho más bellas aún que las frutillas...
-
Deberíamos hablar más bajo, casi en susurros.
Tengo miedo de que despierte el sentimiento.
-

viernes, diciembre 19, 2008

Resurgen entre las piedras
llenas de moho, de verdín y de aguaceros muertos por la tempestad.
Los abrazos de la fuerza, se miran perdidos,
se buscan entre ellos, tocan sus rostros,
acarician la exactitud de sus pliegues.
Los abrazos de la fuerza,
los mismos de siempre, pero ahora tan distintos.

Una cuchillada en el centro del pecho lo sorprendió.
De espaldas a la muerte, quizo torcer el brazo de la parca.
La sangre se mezclaba con la tinta y caìa sobre el suelo,
sobre el papel, sobre las plumas deshechas de dolor.
El mundo a veces se desmorona sobre la sien, y quièn haya perdido la capacidad de resistencia va a verse superado, ahuyentado, muerto y enterrado por el peso de la conciencia.
Èl, avasallado por la incentidumbre y la incoherencia de los hechos
quería morir sobre el lecho de espinas. Clavarlas una a una en su cuerpo,
morir desangrado... Tal vez así, podría hacerse físico el dolor del alma.
Èl, no escuchaba más sus latidos, no sentía la brisa, no percibía el aroma de un lirio empapado en primavera.

Pero resurgen los abrazos de la fuerza.
y entre ellos intento hablar, escuchar,
vendar el alma con la gaza que alguna vez vendò mi dolor.
El amor sorprende con su belleza, y lo hace tambièn con sus heridas. Frenar para pensar,
y aprender a ser felices.

A pesar de dejarnos enlazar con la cinta invisible del destino,
los seres, continúan siendo seres. Cada uno con un corazón, un par de ojos, unos pies que de vez en vez se transforman en alas, unas manos que acarician lo divino y nos hacen llegar al cielo, unos brazos que apretujan sobre el pecho todo aquello que quiera fundirse en èl, una boca que susurra y habla... Aún son seres... Uno y uno... no uno en uno.

Ser feliz,
es quizá el fin último de las cosas...
¿quién podría serlo, si en el centro del pecho tiene una nube oscura que produce tormentas de llanto y lágrimas?
la lògica de la razón.. no alcanza al corazón, ¿Verdad?

Si en el destino está escrito, por más que hoy en el interior haya sombra, mañana volverá a salir el sol...
Los eternos abrazos de la fuerza.

martes, diciembre 09, 2008

Las gotas se hacen mar.
Los puños paredes.
Los brillos de un vestido, pedazos de una copa de cristal que acaba de caer al piso.
Y la lluvia, la lluvia de verano golpea con calma mi ventana, y me sugiere dulcemente que convierta en palabras las sensaciones del momento.

Ser libre.
Amar con sinceridad.
Acariciar el aire.
Mirar a la luna y escribirle en silencio.
¡Cuán fuerte se siente el brillo de aquellos ojos, que pueden mirar sin dolor!.

Recuerdo, con cierta melancolía, una noche de primavera... como la de hoy. La lluvia jugaba con el césped verde y brillante, se hacìan el amor con una suave brutalidad. Se enrosacaban, se fusionaban.
Yo, una simple sombra bajo el umbral de la ventana. Escribìa unos versos alborotados, y pensaba que la vida es hermosa como los ocasos de verano. Que la vida aún cuando nos atañe una pena amarga, aún cuando tememos que la independencia sea un pasaje a la soledad, es hermosa. Hermosa por esencia y naturaleza. Hermosa porque existen mariposas que condecoran los árboles, y frutos que embriagan al espectador y al dulce poeta que puede describir su existencia.
Yo, esa simple poetisa minimizada a un tamaño pequeño, escribìa y dejaba que mi cuerpo se nutra con el agua que caìa, suave y prolijamente...

Muchos dìas pasaron desde ese entonces.
Muchas noches sin estrellas, con ellas. Con algunas fugaces que se llevaban tras su paso, el sueño de un peregrino.
Hoy vuelve a llover, como esa noche, solo que esta vez no soy aquella sombra que se esconde tras los vidrios abiertos de par en par de esa ventana. Hoy soy una silueta, con contorno delineado y mirada fija.
Nadie puede amar la vida mas que uno mismo y para amar sin perder las alas, siempre uno debe medir el corazón.

martes, diciembre 02, 2008


Mis manos rìen,
mis dedos rìen.
Mi risa alcanza el éxtasis de los cuerpos.
Sin saber si seràs mìo o si te iràs hacia otros brazos al amanecer.
Sin saber siquiera què decirte.
Es que me gusta tanto que me encantes...
La combinaciòn perfecta:
Sos el mar,
la luna,
y la noche sin estrellas;
Sos todo lo que mi alma anhela para ser feliz.
Es que...