sábado, agosto 25, 2007




Una màs, otra màs. Una frase malherida se suma a esta censura definida desde sus orígenes. Aprender a callar... Este corazón dolido no comprende los impedimentos del presente; no mirarte màs allà de los ojos puros de la amistad, no repetir tu nombre cuando la luna venga a mi encuentro. Las olas furiosas de esta tempestad zambullen en sus aguas al recuerdo.
Le temo al tiempo, al sueño de cristal hecho añicos, le temo a la sombra monstruosa del olvido y le temo al “jamás” que tus labios no estàn exentos de pronunciar.
¿Què ves cuando me ves?
Los guerreros azules del pasado luchan con la fuerza del sol para vencer a las rosas que galardonan tu presente. Mi coraza no va a dejar al descubierto a este débil corazón dolido. Se convierte en hierro, enceguece y hace rechinar sus dientes con furia.
¿Me has borrado ya de tu inconsciente? ¿Me dejaràs condecorar tu jardín con los alelíes de mi risa?. Tu hoguera es tan cruel como tus palabras.
En el escritorio desolado asesino a mis palabras en su propia tinta; las descuartizo con brutalidad pues todas retratan tu imagen en mi mente. ¡No quiero que mueran! Pero son cómplices de mis làgrimas y el espejo de mi ser no desea llorar.
Te acerco a mì con un suspiro desolado, te soplo suavemente una caricia. No puedo ser figura material pero anhelo estar a tu lado aunque sea a travès del viento.
Algo de mì quedò en tu voz y tu esencia misma anidò en mi piel.


-Marìa Belèn-

1 comentario:

Claudio López Iscafre dijo...

"anhelo estar a tu lado aunque sea a travès del viento"... muy lindo.
Te dejo besos