miércoles, enero 10, 2007

Relatos frente al mar, parte I

La mezcla de frases, ideas y pensamientos, combinados con la incoherencia y la falta de sentido de algunas ideas, son el resultado de la distancia, de un día nublado, y de un amor muy lejos ( y en consecuencia, el temido síndrome del vacío en el pecho denominado... "extrañamiento!)


... Y hoy, siento la necesidad de escribir
mientras escucho al mar rugir frente a mis ojos,
con la firmeza de un león ante su preza.

Serán las ganas que tenía de encontrarme con esa parte de mí
las que hacen que este instante sea único.
Esa parte que huyó ante la hipocrecía de la ciudad
y atemorizada, se negó a volver.

Y en este presente dejo que mi cuerpo se pierda
en cada minúsculo grano de arena, para que él también
compruebe el dulce sabor de la libertad.

Es increíble la pureza del mar.
Cada ola, se lleva bajo sus brazos
el recuerdo de miles de almas sepultadas en sus orillas,
con una fuerza aterradora, pero con una calma indescriptible.

A pesar de tanto, no puedo evitar sentir ausencias.
Esas ausencias que no duelen, pero que se extrañan..
Especialmente una. Sé que disfrutaría tanto como yo este momento.
Y si pudira, no vacilaría un instante en capturar este momento,
encerrarlo en la palma de mi mano,
y llevárselo hasta su puerta...
Pero eso es tan dificil como olvidar esta sensación.
Así que tan solo guardaré el recuerdo de mis palabras
escritas con un fino trazo en mi alma.

Y ahora, sola entre tanto, Siento el fervor de mi esencia
y ruego por su inmortalidad. Que los gritos de mi memoria no callen nunca,
que no se dejen morir entre el cansancio y la rutina hecha costumbre.
Será el temor a que las mentes uniformes y monótonas que constituyen
las grandes masas comiencen a sentir placer ante el confort de sus ideas,
y se duerman en los laureles de su agonía.
¡Que la revolución de mi mente - Como la de tantas otras!-
no baje las armas de sus ideales!, para que las palabras se hagan un hecho,
y el cambio realidad...

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