jueves, diciembre 07, 2006


¡ Tantas veces creí que la única solución para acabar con este dolor era matarte en mi alma!
y es ahí, donde sentía que ella huía de mi cuerpo con tal de no resignarse al olvido.
Porque tu nombre está tatuado en mi piel con marcas tan finas pero tan intensas, que no tiene sentido intentar borrarlas.
Tuve esperanzas que el tiempo logre arrancarte de mis pensamientos, pero solo logró afianzarte a ellos, y demostrarme que el combustible para mis días es la calidez de tu sonrisa.
Muchas veces sentí que no podía más, que de una vez por todas tenía que sacar de mí tu recuerdo, y comenzar a construír un sendero que no lleve escrito tu nombre, ni tu perfume, ni el eco de tus palabras. Pero siempre vuelvo a tí.
Vuelvo a buscar en tus ojos, la respuesta a la incógnita que me atormenta. ¿Por qué duele tanto el amor?. Y al contemplarte por un instante, encuentro la respuesta: ¡ Porque tan solo con sentirte, vuelvo a nacer!, y olvido el dolor, aunque sean dos instantes de felicidad, enfrentandose a un lago infinito de lágrimas derramadas.

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