jueves, septiembre 20, 2007


No existìa la maldad en los ojos de esa niña; no existìan los prados sin flores ni las noches sin estrellas... Con la sonrisa galardonando su piel, caminaba bajo esta iluminada ciudad... Siempre con la frente alta, siempre con la pera erguida y la sonrisa bien piantada.
Y asì marchaba la muchacha rubia... tiñendo las baldosas de colores tras su paso.
Sin embargo, algùn alma errante una vez la hizo llorar... y ese dìa los àngeles perdieron el algodòn de sus alas y la noche dejò de brillar...
Es que la niña rubia quebrantaba la tierra con sus làgrimas y hasta el corazòn màs rocoso
se ablandaba cual jabòn hundido en un rìo...
Ahora esa niña-mujer es una luz en mi horizonte.. y no permitirè que vuelva a llorar...
pues sus làgrimas colman rìos y manantiales, pero su sonrisa dibuja montañas en las depresiones...
Nadie las merece, menos un hombre que no preserva la belleza de su alegrìa
Yo solo quiero verla reìr.
Te amo hasta el cielo infinito amiga.

5 comentarios:

Verónica E. Díaz M. dijo...

Prestale tus alas muchachita...

Un abrazo

Anónimo dijo...

sos una dulzura belen maria
yo las adoro a ambas, muchisimo y es muy cierto todo lo que dijsite de ella :)
un beso mujeres, quiero verlas!!!!

Anónimo dijo...

uiiiii era flor's flamenco :)

una hippie del 70 dijo...

Esa niña-mujer de corazón sangrante, sola en la ciudad, cual muñeca de trapo rodeada de estrellas sin luz...yo también la quiero mucho! y no voy a dejarla sola...

Anónimo dijo...

Ay mujeres... como las quierooo!!!
Gracias por todos los pares de orejas, por los consejos, y por el gran equipo de apoyo psicologico!!!!


Que haria yo sin ustedes???

La niña-mujer dentro de poco va a volver a teñir las baldosas con la sonrisa en alto... lo prometo.

Graciassssss!!!

`-..._lety_...-´